Medir las huellas de ondas gravitacionales podría conseguirse con el experimento Quijote instalado en el Observatorio del Teide, que inaugura el Rey junto a otras seis instalaciones robóticas.

 

Los días 28 y 29 de junio de 1985, hace 30 años, los Reyes de España inauguraron solemnemente la Sede Central del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) en Tenerife el Observatorio del Teide y el Observatorio del Roque de los Muchachos, en Garafía, La Palma, ante monarcas y miembros de familias reales de cinco países -España, Dinamarca, Reino Unido, Países Bajos y Suecia- así como otros dos jefes de Estado de Alemania e Irlanda. Asistieron doce ministros de países europeos y una distinguida representación de la comunidad científica encabezada por cinco premios nobel, en total, más de 1.000 invitados, con 200 periodistas acreditados de todo el mundo.

Rememoramos la historia que formará parte del futuro, ya que mañana, 30 años después, su Majestad el Rey Felipe VI inaugurará en el Observatorio del Teide dos telescopios del Experimento QUIJOTE, liderado por el IAC, y seis telescopios robóticos: MAGEC, de Mallorca, España, SLOOH (OTA) y Las Cumbres (LCOGT), de Estados Unidos, MASTER, de Rusia, QES, de Catar, y AMOS-CI, de Eslovaquia. Asistirán representantes de las distintas instalaciones, con actuación folklórica y se transmitirá en directo desde el portal web del IAC (www.iac.es), así como desde otros portales web de colaboradores (sky-live.tv y slooh.com).

Medir las huellas de ondas gravitacionales del Big Bang podría conseguirse con el experimento español Quijote, que busca si en el origen del Universo se produjeron ondas gravitacionales, para lo que se utilizan dos telescopios que captan las microondas del fondo cósmico de radiación originada en los primeros instantes, y en él colaboran astrofísicos y tecnólogos de varios centros británicos y españoles. La previsión es tener los primeros resultados para finales de este año.

La tensión entre los grupos que tratan de entender qué ocurrió en el origen del Universo se disparó el pasado marzo con el anuncio de la detección de ondas gravitacionales originadas en el Big Bang por parte del equipo del telescopio BICEP2. La teoría predice que una gran explosión inicial generó en el espacio-tiempo ondas que habrían dejado en la radiación de fondo una huella característica, pero muy difícil de medir. Los científicos se refieren a esa firma como "modo B en la polarización de la radiación de fondo".

El experimento Quijote CMB es una colaboración entre el IAC, el Instituto de Física de Cantabria, el Departamento de Ingeniería de Comunicaciones (Santander), el Observatorio Jodrell Bank (Manchester, Reino Unido), el Cavendish Laboratory (Cambridge, Reino Unido), y la compañía española IDOM.

Quijote está compuesto de dos telescopios de 2,5 metros de diámetro, el primero de los cuales opera desde 2012 y se dedica a caracterizar la polarización de la emisión de la Vía Láctea por medio de complejos mecanismos de modulación de la luz de microondas que funcionan a temperaturas criogénicas.

Más información en: http://www.iac.es/divulgacion.php?op1=16&id=950

 

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