La hipnosis es confundida muchas veces con un estado de inconsciencia, de sueño o, incluso, de coma. Y nada más lejos de la realidad. ¿Cómo funcionan sus mecanismos? Y, ¿qué hay de verdad y qué de leyenda en la hipnosis?
La hipnosis al descubierto
La hipnosis no es un mecanismo capaz de obligar a las personas a hacer lo que se quiera |
El primer error que se comete es pensar que la hipnosis no existe, que es una suerte de pseudociencia mal empleada por charlatanes y prestidigitadores. El segundo es imaginar este mecanismo como algo todopoderoso, capaz de obligar a las personas a hacer lo que quieran.
Entonces, ¿en qué consiste la hipnosis? La definición del conocido hipnotizador, Jeff Toussaint, dice que la hipnosis es un estado ampliado de comunicación. Con esta expresión, Toussaint relaciona la hipnosis con un intercambio de mensajes, una relación comunicativa muy intensa.
Antiguamente, la hipnosis se definía como un estado de consciencia alterado. Sin embargo, a medida que avanzan nuestros conocimientos neurológicos, la hipnosis va tomando un carácter más cercano al proceso que a un estado compartimentado. Según algunos expertos, la hipnosis es algo activo, que se cierra, como un acuerdo, entre ambas partes.
Así, algunas investigaciones explican que la hipnosis es en realidad un juego de roles donde una persona se atribuye el papel de hipnotizador y otra el de hipnotizado. Pero no hay que confundirse, pues esto no significa que estén fingiendo, al igual que un trabajador, un policía o un padre no fingen su rol. El secreto, está, como decíamos, en la increíble capacidad de comunicación del ser humano.
El papel crucial de la concentración
Gran parte de su secreto se encuentra en los mecanismos ideomotores, capaces de generar una respuesta a partir de una idea |
Existen una serie de mecanismos que, resumiendo mucho, consiguen generar una respuesta fisiológica a partir de una idea. Pensemos, por ejemplo, en una deliciosa comida, humeante y sabrosa. Pronto comenzaremos a salivar, pues estamos condicionados a ello. Los mecanismos ideomotores, grosso modo, funcionan así, generando una respuesta a partir de una idea.
Si a esto le añadimos la capacidad de concentración, dicha respuesta puede ser de una magnitud increíble. Por ejemplo, cuando hablamos de un trance estamos describiendo una sensación de estar con la atención completamente concentrada en una idea. Esa idea, alimentada por la persona, puede retroalimentarse, convirtiéndose en un proceso activo con sus consecuencias.
Consecuencias como no poder mover un brazo, o no poder realizar ciertas acciones, etc. Pero esta disociación, en el momento en el que ocurra un incidente que rompa este juego de roles, de deshará de inmediato. Esto tiene que ver con nuestros instintos y nuestras conductas.
Así, mediante hipnosis no podremos obligar a nadie a que haga algo que no quiere, pues inmediatamente se romperá este vínculo comunicativo y la persona reaccionará según sus conductas naturales. El mito de condicionar a alguien a hacer algo contra su voluntad es, como vemos, falso.
Una posible terapia
A día de hoy desconocemos los mecanismos fisiológicos concretos que existen tras la hipnosis |
La hipnosis consta de un gran interés para los psicólogos. ¿Por qué? Esta técnica puede resultar muy útil a la hora de usarla como terapia para resolver algunos problemas. Pero de nuevo, no hay que caer en errores. Otro de los mitos más extendidos indica que la hipnosis puede cambiar o alterar recuerdos.
Esto, aunque puede hacerse de forma pasajera (al igual que el resto de comportamientos disociados), modificar recuerdos, obtenerlos con mayor precisión o provocar una amnesia permanente no es posible. Sin embargo, puesto que el componente esencial de la hipnosis es la concentración, esto puede ser muy beneficioso.
Por ejemplo, existen numerosos estudios que indican que la hipnosis ayuda en el control del dolor, el estrés y la ansiedad, fenómenos relacionados con la concentración. Aun así, a día de hoy desconocemos los mecanismos fisiológicos concretos que existen tras la hipnosis.
Esto impide un uso más generalizado de esta técnica con fines terapéuticos a pesar de que sabemos con certeza que se puede emplear con éxito en ciertas personas. Por otro lado, no todo el mundo es hipnotizable. Otro de los grandes misterios de la hipnosis se relaciona con este hecho, aunque algunos expertos opinan que esto está relacionado con el momento y la persona.
Igualmente, existen personas conocidas como "supersujetos" cuya predisposición a caer en el estado hipnótico es superior. Esto suele ocurrir con las personas que han asistido a varios espectáculos de hipnosis o aquellos que han pasado por el proceso con anterioridad. En definitiva, la hipnosis sigue siendo una prometedora herramienta cuya base está en la concentración. Pero, como ocurre con muchos de los secretos de la mente, todavía nos queda mucho que aprender sobre ella.
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