Los accidentes cerebrovasculares son muy peligrosos. Especialmente, los ictus y trombosis afectan a muchísima gente. Por suerte, los expertos están siempre combatiendo estas patologías.
La sangre fluye roja por nuestras arterias y venas. Lo hace para que podamos movernos, alimentarnos, respirar; vivir. En ocasiones, cuando menos lo esperamos, un resto de sangre seca o un poco de grasa se pega en una de las paredes. Es algo muy suave, casi inocente. De pronto, la vena se colapsa y forma un pequeño, minúsculo, tapón. La sangre ya no puede llegar hasta donde debería, ni realizar sus funciones. Entonces, una parte del cerebro se queda incomunicada y con un serio riesgo de morir, matando a su vez a la persona. Es lo que llamamos un ictus.
Los peligrosos de los trombos e ictus
Estos peligrosos tapones se conocen como trombos. Los trombos, normalmente, se producen por culpa de un coágulo de sangre que tapona una vena o una arteria. Los coágulos son un medio natural del cuerpo para proteger la pérdida de sangre. Cuando un vaso sanguíneo se rompe, como si de una tubería se tratase, puede provocar una rotura mayor y el derrame del fluido más importante de nuestro cuerpo. Para solucionarlo lo antes posible, el cuerpo tiene elementos como las plaquetas y fibrina, las cuales crean un coágulo que cicatriza sobre la abertura para cerrar cuanto antes la herida. Son los mismos agentes que permiten que cualquier herida o corte cicatrice formando una "concha".
Sin embargo, el cuerpo, a pesar de su funcionamiento casi perfecto, falla en ocasiones. Esto es lo que ocurre cuando el coágulo que pretendía taponar la pérdida de sangre se desprende y comienza a recorrer el torrente. Al final puede llegar a un vaso más estrecho, cerrando el paso de la sangre, tan necesario para que llegue a bañar todo el cuerpo. Este proceso es llamado trombosis y puede provocar un infarto de miocardio, la muerte vascular de un miembro corporal o un ictus.
Los ictus, también conocidos como embolias o accidentes cerebrovasculares son el equivalente a un infarto pero en el cerebro. Por otro lado, un ictus también puede ocurrir cuando el tejido vascular del cerebro "se rompe" y la sangre lo inunda. Los ictus son especialmente peligrosos por todas las consecuencias que pueden tener, más allá, incluso, de poder causar la muerte. Por desgracia, las estadísticas hablan de que uno de cada seis españoles tiene peligro de sufrir un ictus a lo largo de su vida. Pero todavía estamos desvelando algunos de los misterios que los rodean.
Luchando contra el mal que viene de dentro
Por suerte los expertos le ganan cada vez más terreno a los accidentes cerebrovaculares. Un buen ejemplo es el del Hospital de la Candelaria, en Santa Cruz de Tenerife. Allí, los médicos han utilizado una delicada técnica para extraer estos peligrosos tapones y tratar de restaurar las zonas dañadas del cerebro. La técnica, denominada trombectomía mecánica, ha conseguido mejorar los pronósticos de hasta 16 pacientes diagnosticados de ictus. Un logro digno de mención. Y es que la técnica es bastante compleja por lo delicado del sistema vascular. La trombectomía mecánica consiste en introducir un catéter a través de las arterias del lado afectado y, una vez dentro, y a través de este mismo catéter, introducir otro más fino denominado microcatéter. Éste último será el que se introduzca aún más adentro para llegar hasta el trombo.
Cuando lo alcance, una especie de micro red atrapa el coágulo, extrayéndolo hasta el catéter. Una vez que se comprueba que el vaso funciona correctamente, el catéter se retira. Pero aunque la trombectomía acaba aquí, todavía quedará un largo camino de recuperación para el paciente. Como decíamos antes, los ictus son muy peligrosos y sus consecuencias son terriblemente graves. El tejido muerto ha podido afectar a numerosas funciones del cuerpo. Para poder recuperar la salud, los pacientes habrán de ser tratados por médicos y expertos que les ayudarán a regenerar todo lo posible. También les ayudarán a rehabilitar lo perdido en la medida de lo posible. Las posibilidades de recuperar su vida normal dependen sólo de cuánto daño sufrieran debido al ictus.
Pero al menos, gracias a estos expertos, las posibilidades de volver a vivir como antes de la enfermedad crecen enormemente. Porque el primer paso es eliminar el foco del problema, el trombo. Si no es así, este trombo puede seguir desplazándose o provocando aún más lesiones. Además, si no se retira, cualquier posibilidad de recuperar el tejido es nula. Como decíamos, todavía nos queda muchísimo por entender de los trombos y cómo nos afectan. También necesitamos practicar y mejorar las técnicas para combatir este y otros accidentes cerebrovasculares. Pero día a día, paso a paso, los investigadores como los del servicio de neurología del Hospital de la Candelaria esclarecen una pieza más de un puzzle que permitirá, con el tiempo, que vivamos más tiempo y mejor.
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