La impresión 3D es una técnica puntera que promete revolucionar la fabricación y producción industrial; pero también la medicina.
La tecnología de impresión 3D avanza a un ritmo vertiginoso. En menos de una década, los niveles alcanzados con esta técnica explotan posibilidades jamás imaginadas antes. Las nuevas aplicaciones revolucionan el mundo de la ingeniería y el diseño industrial. Pero también, sin duda, el mundo de la medicina está disfrutando de todo lo que esta tecnología es capaz de ofrecer.
Una técnica polifacética

También implica un mundo increíblemente interesante en la reconstrucción corporal y otras áreas médicas. Por ejemplo, el abaratamiento de los costes en esta tecnología ha permitido que una empresa catalana dedique sus esfuerzos a la reproducción de modelos plásticos a partir de imágenes obtenidas por TAC o escáner. De esta manera se puede realizar una copia corporal prácticamente exacta. Así, el cirujano puede "practicar" la intervención con una reproducción fidedigna del paciente antes de realizar la intervención real. También serviría para realizar modelos reales de patologías con los que enseñar a los alumnos de medicina.
Impresión 3D y medicina grandes aliados
Pero su utilidad en medicina no se limita a la reproducción de pieza que imitan el cuerpo para su estudio. Si podemos copiar modelos anatómicos y podemos hacerlo en una variedad increíble de materiales, ¿por qué no diseñar prótesis personalizadas? Efectivamente, uno de los usos principales de la impresión 3D pasa por el diseño particular de piezas que ayuden a la recuperación de lesiones y patologías varias. Con plásticos especiales, estructuras metálicas porosas o mediante tejidos impresos una persona puede recuperar un trozo de cadera perdido, sostener un órgano dañado o, incluso recuperar un pedazo de piel faltante.
Desarrollar piezas para cada paciente abarata costes, ya que no hace falta tener todo tipo de tamaños y estructuras para cada cual. Además, se pueden fabricar en el momento, evitando su almacenamiento. Por otro lado, las piezas fabricadas para tales usos se hacen a medida de la persona, sustituyendo, literalmente, el tejido lesionado como si fuera el suyo propio. Esto es excepcional para cualquier trabajo de cirugía ya que, además, se puede imprimir en una variedad inusitada de materiales, lo que permite buscar las condiciones propicias: más resistencia, tejidos blandos o incluso biodegradables.
El ITC, pionero en fabricación aditiva
En el Instituto Tecnológico de Canarias existe ya una larga experiencia de colaboración con diversos centros médicos en cuestiones de impresión 3D. Su experiencia en construcción aditiva ha permitido la recuperación ósea y de varios tejidos en diversos pacientes. Esta técnica, en concreto, utiliza la impresión 3D con titanio, aluminio y vanadio (Ti6Al4V). Las piezas desarrolladas así permiten ser implantadas con un menor riesgo de rechazo. Al mismo tiempo, son porosas y abiertas, algo básico en el desarrollo de este tipo de prótesis ya que permite el crecimiento del tejido alrededor. Esto es importantísimo ya que es la única manera que tiene el cuerpo de recuperar, realmente, la estructura perdida, empleando la pieza como un andamio.

Actualmente, el ITC está trabajando con piezas de diversos materiales, que se ajustan según las necesidades, lo que incluye una línea que estudia su aplicación con células madre. La intención es recuperar tejidos destruidos por accidentes o enfermedades tales como el cáncer. Y los resultados son asombrosos. Además, para su implantación, el equipo trata que sea de la manera menos invasiva posible. De hecho, el ITC forma parte del plan de innovación tecnológica en el campo de la Cirugía Mínimamente Invasiva, Reconstructiva y Regenerativa, denominado MOTIVA; dentro de este marco, las entidades colaboran para mejorar la calidad de los servicios sanitarios a nivel nacional relacionados con esta técnica puntera. Una tecnología que gracias al ingenio médico permitirá que muchos pacientes recuperen su vida normal.
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