Las islas son fuentes excepcionales de especies únicas y maravillosas. Canarias no es una excepción y sus extraordinarios habitantes así lo muestran.
Cuando Charles Darwin paseó por las costas de las islas Galápagos a bordo del HMS Beagle, trató de describir un mundo solo conocido, en aquel entonces, por marineros y nativos. Una tierra llena de especies exóticas y extrañas para el resto de los mortales. Una visión que contribuyó enormemente a la posterior elaboración de la teoría más importante de la biología: la evolución.
Las Galápagos, las Azores, Madagascar... todas tienen una característica común: sus especies. Las islas, por este mismo fenómeno natural que Darwin tratara de descifrar, tiempo atrás, albergan especies únicas y especiales. Y las islas Canarias no son una excepción. Lo que poca gente sabe es que Darwin estuvo en Tenerife al comenzar su viaje a bordo del Beagle. Por desgracia, el rumor de una epidemia de cólera en Inglaterra hizo que el maestre del puerto de la Cruz levantase la cuarentena de doce días sobre la tripulación; algo que el capitán Fitzroy no aguantó y ordenó zarpar casi al instante. Si no hubiese sido así y el naturalista hubiese explorado las islas, puede que el nombre de Canarias, estuviese asociado más fuertemente al "origen de las especies". Aún así, Darwin mantuvo siempre una sana curiosidad por las islas Canarias, información que empleó en la gestación de sus hipótesis. Y no es para menos, pues las islas guardan secretos increíbles y maravillosos.
Especies para todos los gustos
Aunque las especies propias de las islas no son sólo animales, sino que Canarias posee algunos de los endemismos (especies únicas asociadas a la zona) vegetales más curiosos del mundo, vamos a hablar solo de animales. A día de hoy se estima que existen más de 17.200 especies en las islas, tanto a nivel terrestre como marino. Su fauna y flora es típica de un ambiente volcánico y subtropical. Pero al mismo tiempo tiene sus particularidades y especies únicas, entre otras cosas por su cercanía a África, que ha permitido que existan especies completamente distintas de otras islas del archipiélago macaronésico. De hecho, de todas sus especies, se cuentan que unas 3.600 son únicas de Canarias, aparecidas al cabo de miles de años y separadas del resto del mundo.
Si tuviésemos que elegir un grupo representativo que pudiéramos asociar con las especies únicas de Canarias, estos serían, probablemente, los artrópodos: insectos, arácnidos, crustáceos... donde casi el 90% de susespecies existen únicamente en las islas.
Estos pequeños animales, que suelen pasar desapercibidos, son los más abundantes, en número de especies, de todos. Y también son los más difíciles de estudiar. Por ello mismo, es fácil encontrarnos con especies únicas como el Cigarrón palo de Gran Canaria (Acrostira tamarani) o la langosta pintada (Panulirus echinatus).
Los moluscos, sin embargo: caracoles, mejillones, pulpos... siguen a los artrópodos muy de cerca, con algunas especies únicas en el mundo. Caracolas como la Chuganga corrugada (Hemicycla plicaria), endémica de Tenerife, o la Chuchanguita de La Isleta (Napae us isletae)son especies preciosas, únicas en el mundo; y se encuentran en estado crítico de conservación, peligrando en todo momento. Si nos vamos a los bosques de laurisilva podremos encontrar a la Babosa de boina de machado (Plutonia retic ulata) y, hablando de babosas, en sus aguas, podremos ver a la preciosa Babosa morada (Aldisa expleta).
Es curioso como en Canarias no existen especies autóctonas de anfibios y todas se comparten con el continente africano. Lo que si tienen las islas son reptiles, como las lisas (Chalcides sexlineatus) o el lagarto Gigante (Gallotia stehlini), extendido por toda Gran Canaria. Si Darwin hubiera podido comparar a este lagarto con su primo de El Hierro (Gallotia simonyi) probablemente no habría necesitado de sus famosos pinzones para llegar a una conclusión clara. Por supuesto, es una exageración, pero es interesante especular con lo que podría haber sido, si el naturalista hubiese puesto un pie en las islas.
Entre las aves, también podemos encontrar especies extraordinarias. El mosquitero canario (Phylloscopus canariensis) o la paloma turqué (Columba bollii) son dos ejemplos de las 36 subespecies endémicas de las islas. Entre los mamíferos, el murciélago orejudo canario (Plecotus teneriffae) es la especie más destacada junto con las musaraña canaria (Crocidura canariensis), la cual se encuentra, también amenazada o el perro de presa canario, que si bien no es una especie distinta, merece la pena que nombremos por su importancia simbólica.
Valorar lo único y especial
A estas alturas, puede que os hayáis percatado de un detalle bastante común entre las especies que hemos nombrado: su estatus de conservación. Una búsqueda rápida revela el triste hecho de que casi todas se encuentran amenazadas o en estado crítico de conservación. Es inevitable que algunas especies se extingan. Esto es así, especialmente en el caso de los animales más especializados ya que dependen de condiciones muy concretas. De hecho, son estas mismas condiciones las que probablemente dirigieran su aparición, miles de años atrás. Por eso mismo, son muy afectadas por los cambios y la interacción con el ser humano. Precisamente por eso, debemos ser conscientes y responsables con lo que hacemos. Nuestras acciones, desde la más inocente, como puede ser tocar a un animal, hasta las más agresivas, como destruir un hábitat, pueden afectar terriblemente a algunas especies.
Sabemos desde hace tiempo que la reducción de la biodiversidad en un lugar supone un empeoramiento en la calidad de vida de todos los seres vivos. Además, somos capaces de valorar nosotros mismos el daño que supone para nuestro entorno y lo triste que resulta el que desaparezca una especie que tardó miles de años en ser lo que es. La conservación de estas especies está en nuestras manos. Nosotros, como una especie más que habita en las islas, tenemos la capacidad de respetar y conocer mejor a los maravillosos seres vivos con los que convivimos. Y es que en el caso de las islas Canarias, estos seres vivos son un ejemplo increíble, precioso y, desde luego, único en el mundo.