Ni dietas ni milagros: el estilo de vida es lo que cuenta

La mayor epidemia que afecta a la humanidad, actualmente, es la obesidad. Patrones de conducta inadecuados, una alimentación cargada de productos ultraprocesados y, sobre todo, un estilo de vida sedentario, son los principales culpables de que a día de hoy el sobrepeso suponga un serio problema para nuestra salud.

Pero Canarias, de nuevo, es un interesante punto de encuentro que demuestra que podemos combatir contra los males que nos afligen con la ciencia. En este caso, la ciencia de la salud, el deporte, el turismo... ¿Cómo podemos mejorar nuestra vida?

 

Los milagros para bajar de peso, no existen

Existen numerosas afirmaciones, propuestas y productos que prometen eliminar esos "kilos que nos sobran". En general, todas fallan y las que funcionan lo hacen solo durante un tiempo o a costa de nuestra salud. ¿Por qué razón? Muy sencillo: tenemos un maravilloso sistema de protección fisiológica llamado homeostasis. Este se asegura de que no sufrimos cambios bruscos que puedan suponer un problema de salud.

Cambios en el peso, por ejemplo. Si forzamos a nuestro cuerpo a tener un cambio brusco, en realidad, lo que estamos haciendo es ir en contra de este sistema de defensa, poniendo al límite nuestras funciones metabólicas en uno u otro aspecto. En otras palabras, ponemos en peligro nuestra salud.

 

  • Si forzamos a nuestro cuerpo a tener un cambio brusco, en realidad lo que estamos haciendo es ir en contra de este sistema de defensa, poniendo al límite nuestras funciones metabólicas en uno u otro aspecto

 

Grosso modo, esta es la razón por la que las dietas y productos milagro no solo no funcionan, sino que son peligrosas. En vez de eso, es mucho más eficaz, aunque no sea rápido, optar por cambios paulatinos y coherentes con nuestro metabolismo. Esto quiere decir que la única manera de conseguirlo es cambiando nuestro estilo de vida.

 

¿Qué le hace la vida sedentaria a nuestro organismo?

Un estudio revelaba hace tiempo que el sedentarismo causa más muertes que la obesidad en sí. El informe, trazado por la OMS, confirma que la vida sedentaria podría provocar alrededor de 3,2 millones de fallecimientos prematuros al año. No es de extrañar teniendo en cuenta que la inactividad física podría aumentar entre un 20 y un 30% el riesgo de morir de forma prematura.

También incrementa el riesgo de padecer algunas enfermedades: entre ellas algunas como la diabetes tipo 2 o las cardiovasculares. Por si fuera poco, afecta a otros aspectos de nuestra salud, como son la calidad del sueño o la percepción del hambre. En definitiva, el sedentarismo es un problema muy serio que merece la pena combatir.

 

  • Se ha observado que con solo 20 minutos de actividad al día comienzan sus beneficios, aunque hay que optar a más

 

¿Y cómo hacerlo? Existen numerosísimos estudios que han comprobado que con un poco de actividad física, aunque sea moderada, es suficiente para mejorar nuestra calidad de vida. Entre los resultados, se ha observado que con solo 20 minutos de actividad al día comienzan sus beneficios, aunque hay que optar a más. La alimentación es también un punto importantísimo a tener en cuenta.

 

El estilo de vida es lo que cuenta

Ni dietas ni deporte, lo mejor es optar por un cambio en nuestro estilo de vida. Eso quiere decir adoptar costumbres y hábitos más saludables. Para ello, una alimentación adecuada, con más agua, fibras, frutas y hortalizas, con menos azúcares libres y grasas de mejor calidad, son medidas imprescindibles.

A esto, por supuesto, hay que añadirle el aumento de actividad física del que hablábamos. Movernos todos los días un poquito. Poco a poco, sería conveniente optar por hacer algo de deporte, aunque sea de media intensidad. Todo esto va de la mano de otro concepto: la adherencia. No vale con hacer cambios puntuales que duran semanas o meses.

El cambio en el estilo de vida debe ser permanente. Algunos de los resultados solo los obtendremos con el tiempo y se perderán fácilmente si no mantenemos los cambios. Por esto es importante acostumbrarnos a vivir, comer y movernos, dentro de un estilo de vida diferente, no adoptar temporalmente una serie de hábitos que perderemos con todos sus beneficios.

 

Canarias y el turismo saludable

A pesar de los datos preocupantes sobre la prevalencia del sobrepeso en las islas, lo cierto es que Canarias ofrece una infinidad de oportunidades para ejercer la vida saludable. En primer lugar, porque plantean una increíble oferta de lo que se conoce como turismo saludable: actividades culturales y de ocio que mezclan hábitos contra el sedentarismo. Por ejemplo, senderismo, contacto con la naturaleza, el turismo científico que ofrecen sus cielos y multitud de parques naturales... En Canarias es sencillo optar por actividades que impulsen estos buenos hábitos.

Lo mismo ocurre con la gastronomía canaria, con una rica mezcla de la cocina mediterránea y la latinoamericana, con sus características autóctonas únicas. En ella encontramos muchos de los ingredientes típicos de una alimentación saludable: frutas, verduras, hortalizas, legumbres, marisco...

En segundo, y no menos importante, está el hecho de que Canarias no solo alberga multitud de oportunidades para adoptar un estilo de vida saludable, sino que cuenta con especialistas e investigadores de gran calado, como Jose Antonio López Calbet, dedicados a investigar y entender cómo afectan estos aspectos en nuestra vida y cómo podemos usarlos para mejorarla.

 

  • Su objetivo es evaluar  rutas y sistemas de monitorización del esfuerzo para poder aplicarlos a este turismo de salud del que hablábamos, mejorando los conocimientos que tenemos al respecto y su aplicación

 

Gracias a la financiación de la Consejería de Economía, Conocimiento y Empleo del Gobierno de Canarias y su financiación a través de la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información (ACIISI), este investigador y su equipo trabaja ahora en un estudio longitudinal de los efectos de la modificación intensiva del estilo de vida en la composición corporal. Con este estudio obtendrán más conocimiento sobre los indicadores bioquímicos y moleculares relacionados con la salud, especialmente en pacientes con sobrepeso y obesidad. Su objetivo es evaluar rutas y sistemas de monitorización del esfuerzo para poder aplicarlos a este turismo de salud del que hablábamos, mejorando los conocimientos que tenemos al respecto y su aplicación.

 

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